En Nicaragua el pueblo es presidente

El Consejo Supremo Electoral (CSE) de Nicaragua fijó el domingo 7 de noviembre 2021 para llevar a cabo las elecciones presidenciales, de acuerdo a la Constitución Política y la Ley Electoral vigente.  
 El actual mandatario Daniel Ortega Saavedra asumió su cargo, luego de ser electo por el 71% de los votos el 6 de noviembre de 2016, por un lapso de cinco años que vence el 9 de enero de 2022.
Sin embargo, más de tres años antes del vencimiento  del actual periodo constitucional  es decir, desde  abril a julio del año 2018, estallaron en Managua y otras ciudades del país, una serie de acciones violentas   de neto corte terrorista, cuya estrategia muy pronto quedó a la vista: la desestabilización del gobierno encabezado por el Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) ,   vía descontento social, los mecanismos para lograrlo : desabastecimiento provocado por las grandes empresas , encarecimiento de productos de la canasta familiar, una verdadera avalancha de fake news que saturaron los medios de comunicación  opositores y las siempre efectivas acusaciones de corrupción . 
Marchas “espontaneas” de jóvenes y estudiantes universitarios, instalación de barricadas, bloqueos o “tranques” en distintas ciudades del país, para impedir el tránsito de vehículos con mercancías y el normal desplazamiento de la población, generando caos y malestar, lejos del carácter “pacífico” que se les atribuyó, a lo que se sumó la quema de cientos de monumentos gubernamentales, destrucción de   símbolos históricos de la Revolución y destacamentos policiales violentamente atacados. 
Esta batería de acciones formó parte del esquema elaborado para forzar la renuncia del presidente, o bien, en este clima de guerra, propiciar el adelantamiento de las elecciones del 7 de noviembre 2021. 
La violencia y efectividad de lo reseñado, se detalla en el “manual de campañas sucias “, que los sucesivos gobiernos de los EEUU aplican no sólo en Nicaragua, sino en otros países de la región como Cuba, Venezuela, Bolivia, a través de ONG y/o Fundaciones humanitarias y defensoras de DDHH, Centros de Estudios para la Democracia etc.  financiadas con lluvia de dólares, por distintas agencias estadounidenses como USAID, NED, entre otras. 
Los medios de comunicación opositores nacionales e internacionales y el rol multiplicador de las redes sociales, jugaron un rol esencial señalando al gobierno de Reconstrucción y Unidad Nacional (GRUN) como responsable de la represión a las protestas “espontáneas y pacíficas” y por supuesto, cuestionaron indignados, la “ola de represión a la oposición” , reclamando la libertad de los “presos políticos” y acusando de “dictador” al presidente Ortega. 
Fue fundamental el rol de los medios hegemónicos opositores al FSLN, que tergiversando información, llegaron hasta utilizar imágenes y videos de otros países, como mecanismo para manipular la opinión pública nacional e internacional, mostrando el carácter represivo del gobierno sandinista y omitiendo de manera deliberada los daños producidos por la campaña de desestabilización e incluso ocultando las victimas en las filas del sandinismo. 
Respecto a esto último, es importante que se sepa que militantes del FSLN sufrieron, todo tipo de agresiones: fueron apaleados y quemados vivos, hubo tomas de tierra, saqueos, incluidos asesinatos de periodistas, lo que no se corresponde con las declaradas “manifestaciones pacíficas”. 
Es imposible comprender la situación política de Nicaragua sin tener en cuenta su historia en la primera década del siglo XX. 
A raíz de la convulsión imperante en el país, se produjo en agosto de 1912, el primer desembarco de más de 100 marines, so pretexto de proteger la embajada norteamericana. Desembarco que se repitió en setiembre de ese mismo año, con lo que las tropas yanquis llegaron a tener casi cinco mil marines en territorio nicaragüense. 
La intervención de EEUU se mantuvo en el país hasta desde 1912 hasta 1925. 
Pese al retiro de tropas, la injerencia estadounidense fue una constante hasta que en 1927, nuevamente EEUU envió un grupo de marines al país que manejaban en la práctica. 
En mayo de 1927 se creó la Guardia Nacional-, en apariencia “apolítica, apartidista y profesional”, bajo el comando del Cuerpo de Marines de los EEUU, cuya misión principal era en realidad, enfrentar al General Augusto Cesar Sandino –“El General de los Pueblos Libres”- para proteger y garantizar los intereses económicos y políticos norteamericanos.  

La Guardia Nacional bajo el mando de oficiales norteamericanos estuvieron siempre subordinados a las órdenes del   presidente de EEUU.  
El gobierno nicaragüense solo oficializaba esas decisiones, pese al decreto de julio de 1927 que subordinaba la Guardia Nacional al presidente de Nicaragua.  
Las tropas estadounidenses se retiraron del país el 1° de enero de1933 y dejaron al mando de la Guardia Nacional al General Anastasio Somoza, fiel custodio y defensor de los intereses de EEUU en Nicaragua desde 1933 hasta 1956. 
El 21 de septiembre de ese año, mientras se celebraba el triunfo de la candidatura oficial a la presidencia de la República del General Anastasio Somoza, el poeta Rigoberto López Pérez disparó contra él hiriéndolo de gravedad. 
Anastasio Somoza García, conocido familiarmente como “Tacho”, murió el 29 de setiembre de 1956 y la jefatura de la Guardia Nacional, fue ocupada por su hijo, el Coronel Anastasio Somoza Debayle desde 1956 hasta 1974  
El 1° de diciembre de 1974, y ya ascendido a General de División, Anastasio Somoza Debayle, asumió la presidencia de la República y de acuerdo con la nueva Constitución Política, pasó a ser el Jefe Supremo de la Guardia Nacional 
Bajo su mando la GN con más de 500 oficiales y más de 4000 efectivos, sufrió un proceso de profunda descomposición interna, transformándose en un ejército familiar que respondía a la dictadura de los Somoza. 
A mediados de junio de 1979, la GN debió enfrentar una insurrección popular generalizada, dirigida por la guerrilla sandinista, hasta su completa desaparición el 19 de julio de 1979 con el triunfo del FSLN. 
Esta realidad es más que suficiente para deducir la importancia estratégica que tiene para los intereses de EEUU, sus aliados de Latinoamérica y de la Unión Europea, este pequeño país de 6.496.000 habitantes y apenas 130.370 km2.     
El triunfo en las urnas de Daniel Ortega en 2007 se vincula con el desarrollo, la relación estrecha con la Revolución Bolivariana liderada por Hugo Chávez, de innegable impacto en el panorama latinoamericano, junto a los gobiernos progresistas de Argentina, Bolivia, Brasil, Ecuador, Honduras, El Salvador, Paraguay y Uruguay.