No son unos loquitos sueltos

Desde el momento que se cometió este brutal crimen, se trató de instalar la idea que "los muchachos se fueron de copas" o que "estaban sacados por viejas cuentas". En realidad, esto último es verdad. Pero, lejos de los que se intenta instalar "esas viejas cuentas", tiene que ver con un viejo odio de clase. 

Fernando, un morochito, hijo de inmigrantes paraguayos, viene a manchar la pureza argentina. Por eso, no hay que escatimar sangre de negra para lavar las maculas de nuestra sociedad europeizada. El concepto de "A este negro me lo llevo de trofeo" grafica una idea que foguean desde los medios de comunicación hegemónicos, como propalación de la clase alta y partes de la desclasada clase media. Es el mismo pregón de que "a este país lo arreglamos si acabamos con "los negros de mierda" que manifiestan los ocho imputados por el crimen, expresan lo que sienten los sectores altos y aquellos medios que por "subir" su status social, adhieren a este concepto antipopular. No es obra de la casualidad que, algunos medios de comunicación y amplios sectores de la sociedad, reemplazan el termino popular por populista, como una forma de bajar el precio. 

Desde antes de 1810, todo lo que tenga que ver con el reconocimiento de los interese del pueblo, es menospreciado por los mismos sectores que se enriquecen hasta el hartazgo con la sangre, el sudor y las lágrimas del pueblo. Y por supuesto, quienes reivindiquen su identidad popular, son destratados, en la actualidad y en nuestra historia. Así como se dijeron barbaridades, con supuestos "fundamentos verídicos" de Belgrano, Moreno Monteagudo o San Martín, entre otros, también se dijeron de Perón, Néstor y Cristina. Pero, en los casos antes mencionados, la historia se encargará, más temprano que tarde, de reconocerlos.

Es un poco más difícil para "los y las nadies", ese "aluvión zoológico" que recorre las calles en busca de sus derechos o "las negras que tienen cientos de críos" para cobrar la AUH y ni hablar de "los choriplaneros" que llevan a disminuir lo que ellos pueden saquear del estado. 

Escuche a "prestigioso periodismo", ese mismo que apoyaron el golpe de estado y después, cuando la tortilla se volvía, se mostraron "horrorizados con los crímenes de la dictadura" tanto como con la política de Memoria, verdad y justicia. Claro, una cosa es decirlo de la boca para afuera, pero, al fin y al cabo, fueron "excesos de una cruzada patriótica" que vino a poner orden en nuestro país. 

Los ocho asesinos de Fernando no son loquitos sueltos, son la expresión de sectores de la sociedad que, por pudor hasta religioso, no se atreve a llevarse puesta a toda la negrada, pero aplauden, para dentro y en silencio que "a este negrito hijo de inmigrantes se lo traigan de trofeo"